La creatividad en la realización audiovisual. ¿Cómo conseguirla?
Para muchos, la palabra creatividad remite a personas súper dotadas o “semidioses”, pero les tengo una noticia: eso no es cierto. La creatividad, de forma general, puede fomentarse, practicarse y activarse en cualquier ser humano que desee conquistarla. Y te preguntarás: ¿cómo puedo lograr ser creativo?
Por: Vicente Manuel Prieto Rodríguez
Partamos de criterios bien fundamentados, como los de Teresa Marín García, docente de la Universitat Oberta de Catalunya, quien define la creatividad como la suma de varios factores: capacidad, proceso creativo y producto.
Entre otras cosas, define que la creatividad es una capacidad humana, libre y no predeterminada, “basada en la libertad de elección y que permite ir más allá de la lógica establecida.” A esto, el profesor y realizador publicista brasileño Stalimir Vieira le llama “pensar al revés”, como eje fundamental para activar el proceso de la creatividad, o sea, no hacer lo que hace todo el mundo o como ya se haya hecho antes.
Marín García acota que también es una capacidad biopsicológica compleja, pues combina aspectos biológicos con aspectos emocionales, o sea, que “conlleva la combinación de un sistema complejo de operaciones cognitivas
y el desarrollo de múltiples habilidades operativas.” Aunque la misma autora considera que es innata y hereditaria, cabe anotar que el conocimiento y las habilidades operativas pueden adquirirse a través del estudio y el esfuerzo personal por superarse, lo cual sugiere que activar la creatividad supone obtención autodidacta de conocimientos técnicos, artísticos y culturales. Si lo vemos así, la creatividad no está lejos de nosotros.
“Para desarrollar la creatividad se requiere de aprendizaje y trabajo constante, por ello la motivación es un elemento clave para activar esta capacidad. Entra aquí en juego el aspecto psicológico y emocional. Que se tenga la capacidad no significa que se utilice o incluso que se utilice bien y que ésta produzca resultados creativos. Para llegar a ello, deben confluir más factores. Entre los de carácter emocional destacaríamos, además de la motivación, la implicación y la constancia.” Esta sentencia de Marín García es, por demás, primordial.
Creatividad como proceso.
Los estudios sobre creatividad descubrieron que esta actividad también es una actividad intencional, transformadora y comunicativa. Al combinar capacidades cognitivas y habilidades con una intencionalidad para conseguir determinado producto u objetivo se activa el proceso que da origen a la creatividad productiva: “Un proceso conlleva fases sucesivas desde el planteamiento del problema, pasando por la búsqueda, incubación y elecciones, hasta llegar a un resultado, todo ello dirigido a un objetivo.”
Partiendo de informaciones conocidas, que en comunicación publicitaria llamamos briefing, esta conjunción de capacidades, habilidades e intencionalidad, da como resultado soluciones novedosas. “La creatividad no es un fin, sino un medio que permite, mediante un proceso de elaboración, encontrar soluciones a partir de lo existente. El proceso creativo traduce las imágenes que percibimos en ideas, las cuales, gracias a la imaginación, facilita el hecho de construir soluciones nuevas a los problemas planteados.”
Creatividad como producto.
El producto de la creatividad debe ser algo novedoso, original y eficaz, aunque no todo lo novedoso y original se considera creativo, toda vez que no se consideran creativas aquellas soluciones poco eficaces o inadecuadas para solucionar un problema específico. El reconocimiento social es un factor importante que define si algo es creativo o no. Productos que trascienden el contexto espacio-temporal donde fueron producidos son los que adquieren la más alta categoría y valoración.
La creatividad implica diferentes operaciones mentales o al menos una combinación de varias de ellas para poder manifestarse, en función del ámbito donde se necesite desarrollar la capacidad creativa. El psicólogo norteamericano Joy Paul Guilford (1897 – 1987) estableció factores que reunió en tres clases o grupos combinables entre sí, los cuales dan lugar a lo que llamó “aptitudes mentales” necesarias para la creatividad:
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Operaciones mentales. Estas definen el tipo de proceso intelectual: cognición, recuerdo o memoria, pensamiento divergente, pensamiento convergente y valoración o enjuiciamiento.
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Contenidos mentales. Define el tipo de información con la que se trabaja: figurativa (objeto y atributos percibidos por los sentidos), simbólica (signos convencionales) semántica (significado de las palabras) y comportamental (determinante para la inteligencia social).
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Productos mentales. Es la forma que adopta la información procesada: unidades (ítems de información, una figura, un concepto), clases (categorías, conjunto de unidades con sentido común), relaciones (conexiones entre unidades), sistemas (modelos o clase de unidades reunidas como estructura organizada), transformaciones (nuevas configuraciones) e implicaciones (previsiones de la información que se posee, extrapolaciones).
Las “operaciones mentales” engloban lo cognitivo, la memoria, el pensamiento divergente, pensamiento convergente y la valoración. Según los estudios de Guilford, todas las capacidades pueden contribuir al desarrollo de la creatividad, aunque “no es necesario que un solo individuo las posea o desarrolle todas” y que estas pueden obtenerse a través del aprendizaje.
Para ser creativo, el ser humano deberá desarrollar la inteligencia en sus diferentes formas, la creatividad como el acto de crear o producir, la imaginación, inventiva e intuición, combinándolas y “jugando” con ellas en el proceso de la creación.
¿Es difícil? Tal vez, si no se está dispuesto a invertir tiempo en la autosuperación y el estudio. Pero en realidad ser creativo es una decisión personal que parte de acumular background cognitivo y habilidades mentales y operativas para aplicarlas en el área creativa.
Aquí les doy algunos consejos para activar la creatividad en el proceso de realización comunicacional:
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Lea y relea el briefing, la idea o el guión en el caso de audiovisuales.
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Aprenda todo lo posible acerca del tema sobre el que se necesita material creativo.
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Revise dentro de lo posible todo lo que se haya producido sobre ese tema y compare.
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Piense “al revés”. Busque formas novedosas no utilizadas para abordar su tema.
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Créase capaz de ser un realizador creativo.
Bibliografía: Marín García, Teresa. Arte, creatividad y diseño. Universitat Oberta de Catalunya.
Guilford, J. P. (2003). Creatividad y educación. Barcelona: Ediciones Paidós.
Landau, E. (1987). El vivir creativo. Barcelona: Herder.
Marín, R.; De la Torre, S. (2003). Manual de la creatividad. Barcelona: Editorial Vicens Vives.
Vieira, Stalimir. El raciocinio creativo en la publicidad. Ediciones Logos. Argentina.
Ejemplo de un spot creativo: Campaña de "Teka", con el título "Donde se cocina la vida".